Azul en vena.
Son demasiadas las ganas y pocas las fuerzas. Esperanzas bajo mínimos e ilusiones que llegan hasta las estrellas y no se queman. Una ciudad del recuerdo que nos une y separa a la vez. Es tal el desequilibrio en el que me encuentro que, por primera vez, no puedo escribir lo que hoy me mueve por dentro. No hay palabras y sí recuerdos. No existe nada que actúe como tranquilizante. No necesito seguridad, ni dependencia ni tan siquiera necesito continuidad. Me falta ese yo independiente y libre, ese tú que es capaz de entenderme. Un ciclo que empieza y termina siempre de la misma forma. Cuentos para niños que me sé de memoria desde aquel día. Serendipias que nos persiguen y nos condenan de la manera más cruel. Serendipias que nos van desgastando poco a poco. ¡¡Y que triste pensar que ahora ya, sólo nos queda la casualidad!!