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Mostrando entradas de mayo, 2012

Cartas

Y lo intento desde aquí, desde el lugar donde se supone que nuestra felicidad debería alcanzar un récord histórico, pero no. Ni siquiera se parece. El karma nos juega una buena mano de cartas y lo apostado se pierde para siempre.  Es el momento de envolverse entre luces de dudas y sombras de antiguas personas que decidieron irse, pero nos empeñamos, tú por tu parte y yo por la mía en que sigan aquí. Robándonos las pocas fichas que nos quedan, metiéndose en juegos que nada les va, que nada les viene. Pero si decidimos buscar culpables: no son ellos. Somos nosotros. Nuestro egoísmo y un no saber cómo jugar las cartas que nos tocan en una mesa de juego que para ambos es nueva.

Texto incompleto

De "futuros inciertos" están llenos mis días y mis noches, de besos a medias y medias historias. Una manía que me obliga a dejar las latas de refresco a medias, los cajones siempre abiertos o  los trabajos a medio hacer. ¡Ah! Y los amores, también, a medio sentir. El inexplicable placer de querer empezarlo todo y no terminar nada, de decir las cosas a medias  y llenar la cabeza de pensamientos inacabados.  Y mejor no entrar en el tema de los sentimientos. Es un intento más de ser la perfecta definición de las palabras "incompleta", "inconclusa", "imperfecta". Una salida a los aburridos cuentos que esta vida nos lee. Mi particular forma de no escucharlos, de inventar, de soñar, de leérmelos yo misma, pero sin finales. Siempre sin finales.

Dejarse llevar

Cuando vives sin hacerte preguntas, tu vida la conducen las respuestas ajenas. Renuncias a tu propio aire, despliegas tus velas a brisas, ventoleras y huracanes de otros y pierdes tu propio rumbo. Y al final descubres que vas hacia donde ellos te quieren llevar. Hacerse preguntas sin temer y sin temores el despegue de la libertad y el gran vuelo del intelecto. ¿Por qué precisamente este hombre o esta mujer? ¿Por qué llevar este concreto estilo de vida sabiendo que hay otros posibles? ¿Por qué estas rutinas? ¿Por qué tantos amigos tan poco amigables? ¿Y por qué tan poco amigo realmente amigo? ¿Por qué esta bandera? ¿Por qué una bandera? ¿Por qué este dios? ¿Por qué aquel adiós? ¿Por qué esta lucha? ¿Por qué tanta ansiedad? ¿Por qué tanta necesidad? Alguna que otra vez, cuando llega la noche y las urgencias oscurecen, no hay nada más enriquecedor que ser espeleólogo de uno mismo: desconectarse de la caja tonta para tratar de iluminar esa maravillosa, profunda y sorprendente caja negra qu