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Volver para quedarse

Quizás de una manera más metafórica que física pero he decidido volver. Volver a aquello con lo que me identificaba, con lo que me hacía gozar y me encendía hasta revivirme cuando agonizaba. Volver con las personas que me permiten ser quien verdaderamente soy, con el cigarro de por la mañana, el café doble sin azúcar, a las madrugadas de lectura, a escribir, o incluso, volver a observar esos aviones con lucecitas pasar por mi ventana, que aunque ahora su destino es diferente, el mío siguen siendo el mismo: volver a mí. Nunca me fui, o mejor dicho, nunca lo dejé. Ha sido esa maldita comodidad disfrazada de rutina la que se coló en el medio de todo y me empujó a apartarlo de mí. Me hizo caer, y fue difícil levantarse y recuperar todo lo que se había quedado atrás, pero aquí estoy prometiéndome a mi misma que nunca más: que he vuelto para quedarme.

Carreteras secundarias

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Es una verdadera suerte que existan las carreteras secundarias.  Ésas que te permiten disfrutar del paisaje, recorrerlo con tranquilidad, sentir cada paso, escuchar cada latido que indica que hay vida o interiorizar cada aroma hasta convertirlo en un recuerdo al que acudir. Gracias a ellas las cosas se ven diferentes siendo iguales.  Las carreteras secundarias no son más que esas que son capaces de llevarte al mismo destino que cualquier otra pero invitándote a regodearte en cada detalle. Brighton 2013 - Pilar AG

Sabadell

Cinco años juntos. Cinco años de prácticas bilaterales como como cartógrafos novatos. Cinco años dibujando al tuntún esta topografía emocional que hoy nos orienta, nos guía y de vez en cuando hasta nos hace perder el sentido. Y es que hoy hace cinco años menos un día que decidimos borrar todas las fronteras físicas y mentales entre tú y yo, para poder imaginar juntos reinos imposibles e inseparables que este sapo y su princesa pudiesen y quisieran compartir. Y lo primero que compartimos fue un  NORTE . Un lugar tan frío y tan árido y distante que jamás querríamos llegar a habitar, pero que tiene que existir siempre, al menos para que apunten sobre él todas las brújulas. En este norte, como en todos los nortes del mundo, a veces se nos perdieron palabras, la mayoría de veces sin querer. Palabras que se nos fueron demasiado lejos, que llegaron donde jamás debieron llegar, tan lejos que merecieron morir de hipotermia, congeladas en la tundra de los silencios dichos y las expresion