' ¿En qué se convierte un amor platónico una vez que se ha conseguido? ' era la pregunta que llevaba ocupando la mente de Lis a tiempo completo los últimos cuatro días. Y es que todo había pasado demasiado deprisa, sin lugar a dudas había sido un golpe de suerte caído sin saber muy bien de dónde. No era más que una cuestión estúpida, de las que se sabía la respuesta mucho antes de llegar a preguntárselo. Ella era, posiblemente, la persona a la que más le gustaba por aquellos tiempos idealizar un romance. Buscar una pasión, un motivo por el que ser feliz e infeliz. Una historia. Y, esta vez, Lis contaba con todos los elementos necesarios para crearla: un cálido verano, una noche de alcohol y situaciones que se acabaron dando solas, un amor platónico que había pasado por su cama y unas ganas de aceptar todo lo que viniese prometiéndose a sí misma no quejarse de nada ni esperar nada que no pudieran darle. Es curiosa la forma en la que hay almas que viajan por mundos difere