Cartas

Y lo intento desde aquí, desde el lugar donde se supone que nuestra felicidad debería alcanzar un récord histórico, pero no. Ni siquiera se parece.
El karma nos juega una buena mano de cartas y lo apostado se pierde para siempre. 
Es el momento de envolverse entre luces de dudas y sombras de antiguas personas que decidieron irse, pero nos empeñamos, tú por tu parte y yo por la mía en que sigan aquí.
Robándonos las pocas fichas que nos quedan, metiéndose en juegos que nada les va, que nada les viene. Pero si decidimos buscar culpables: no son ellos.
Somos nosotros. Nuestro egoísmo y un no saber cómo jugar las cartas que nos tocan en una mesa de juego que para ambos es nueva.

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