Llegando sin querer

Irrumpe con fuerza rompiendo ventanales y colándose a través de ellos. 
Se instala con lo justo. Esta vez ha llegado sin apenas darme cuenta y sin ni siquiera haberlo esperado demasiado.

Nada más llegar me ha obligado a meter en cajas los momentos vividos, según dice, así será más fácil llevarlos conmigo. Las aspiraciones, nuevos retos e ilusiones me recomienda tenerlas en una libreta siempre a mano. Así hago.

Evoca al pasado, promete superarlo. 

Trae ambiciosos proyectos bajo el brazo, amistad y amor en su maleta. Ha prometido ser libertad y encargarse de todas esas cosas y/o personas que no aportan nada más que colores oscuros. A él le gusta el azul. También el amarillo, el rosa, el naranja, el gris y el verde. Colores que se traducen en mar, sol, toallas mojadas, periódicos, cervezas y el más esperado punto de encuentro.

En esta ocasión ha sabido mezclar sensaciones dispares como el sabor agridulce de las despedidas, la incertidumbre inherente a todo inicio de una nueva etapa y el ímpetu o la impaciencia por querer comenzarla. Ha conseguido crear así un cóctel perfecto para disfrutarlo y brindar con y por él.

Julio ha llegado. Ahora sólo queda seguir sus reglas de juego, dejarse llevar por sus propuestas y aprovechar sus oportunidades.

¡Bienvenido seas querido mes!



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