Recuerdos en una lámina de ikea.

Lluvia desesperada.
Minutos que pasan y un chocolate que sustituye al tabaco.
No hay más compañía esta noche que el recuerdo de tu ausencia.
Una lámina de ikea colgada en la pared: me mira fijamente y se lleva el dedo a los labios intentando silenciarme. 
La escena comienza a ser siniestra, pero más siniestros y oscuros son ahora mis días. Porque los colores mezclados y los colores puros te los llevaste contigo; decidiste marcharte para probar suerte pintando en otro lugar, en otra boca.
Porque dibujar y pintar se te da bien, pero también eres experto en desaparecer.


[...] Y ni siquiera me regalaste el cuadro que pintaste para mi. El que me prometiste.




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