No es el tiempo lo que pierdo

No es el tiempo lo que me dedico a perder ahora, entre otras cosas, porque no lo tengo. Tampoco pierdo las viejas costumbres y me resulta muy angustioso intentar compatibilizarlo. Se me escapan momentos, olvido cómo describir situaciones y los sentimientos parecen enterrados. Pero no. Llega un momento en el que te pones a escribir algo demasiado surrealista como para entenderlo tú misma. Algo que tienes que borrar por no entender cómo has podido enlazar tanta incongruencia junta, tantas ideas absurdas encadenadas. Dejarse llevar, sin parar de escribir, sin ser consciente, o siéndolo mucho de todo lo que nuestro subconsciente quiere sacar a la luz. Porque no hay forma más bella de liberalizar el pensamiento, los deseos, las pasiones ocultas, las cosas que no debemos guardar. Porque somos a la misma vez gente muy privativa de la vida íntima mezclado con la extrema dependencia de expresar en cada momento aquello que nos pasa. Por eso siempre lo suelo recomendar. Por ello, este texto sin sentido.


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