Cambios de invierno
Un corte de pelo. Quitarle la leche al café de cada mañana. Coca-Cola por Pepsi. Gafas nuevas. Dejar de fumar. Pedir sacarina en vez de azúcar. Incluir una barra de labios roja en el bolso, porque el marrón ahora es aburrido. Sustituir los libros de poesía de cada noche por una interesante novela. Reír. Escapar de coger el metro o el bus: andar sin destino. Dejar el paraguas en casa con el único motivo de sentir la lluvia mojándome la cara. Revivir.
Pequeños cambios rutinarios, necesarios. Cambios que pasan desapercibidos pero que, sin embargo, oxigenan mi asfixiado día a día. Cambios que me oxigenan a mí.
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