Ni más ni menos.

Como un regalo que no te esperas.
Lo abres.
Observas que en el interior de la pequeña caja está ese algo que aún no sabes muy bien qué es.
Esperas que te robe una sonrisa, que sea algo que te sorprenda pero a la vez, algo que tú deseabas.
 Y tienes la estúpida certeza de que te va a gustar, te tiene que gustar por pantalones. ¿Y si no qué? Finges que te gusta.
Por fin lo sacas, lo miras, lo palpas. ¿Esto qué es? No lo quiero, no me gusta, lo odio.
Esta vez es demasiado, esta vez no puedes fingir.
Esperas que te den el ticket regalo para ir a cambiarlo. No hay, no existe tal ticket. ¡Mierda!
Es lo que te ha tocado esta vez. Tu mente se debate entre guardarlo o deshacerte de él. Te das cuenta de que la segunda opción no es factible, al fin y al cabo es un regalo.
... Así es la vida.

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